Cuentos espiritistas (fragmento)Amalia Domingo
Cuentos espiritistas (fragmento)

"Un verano, que me encontraba solo en Madrid con dos criados, me reunía con algunos amigos en el café Oriental, y una noche vino un joven poeta muy entusiasmado, diciéndonos:
—He oído cantar a una niña ciega, que es una verdadera notabilidad. ¡Qué voz! ¡Qué sentimiento!, y sobre todo ¡qué modo de improvisar!… Ya veréis; les he dicho que a las once vinieran a la calle de Preciados. Os digo que es digna de oírse aquella pobre cieguecita.
Seguimos hablando, cuando de pronto se levanta el poeta y exclama:
—Ya me parece que la oigo.
Y salió, volviendo a los pocos momentos acompañado de un chico corcovado, que tocaba una mala guitarra, de una muchacha de unos catorce años, tipo andaluz, y una niña que todo lo más contaría doce abriles. Esta última, en cuanto la vi, me llamó vivamente la atención, y no solamente a mí, sino a todos mis amigos. Era blanca como la nieve, pero con la palidez de una estatua, con el cabello rubio, tan rubio, que parecía albina; rizado naturalmente, lo llevaba recogido en dos hermosas trenzas. Sus facciones eran delicadas, y sobre todo sus ojos; tenía puesta una venda color de rosa, que daba vuelta a su cabeza; llevaba un vestido gris, y nada en ella revelaba a la mendiga de oficio: al contrario, revelaba maneras aristocráticas y su porte era distinguido.
—Aquí tenéis a Pepa —dijo el poeta presentándonosla, y añadiendo—: canta la soledad de un modo admirable; a este chicuelo, que se llama Antonio, buen muchacho, que toca la guitarra, y a Mercedes, que improvisa y canta maravillosamente. ¡Ya veréis! ¡Vais a oír! "



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