Alma de inquisidor (fragmento)Ángela Graupera
Alma de inquisidor (fragmento)

"Los ojos de Valentina, tristes e inquietos, seguían el lento ir y venir de su marido.
En el mesurado, en las manos nerviosamente cruzadas tras la encorvada espalda, en la crispación de los delgados labios y en la helada fijeza de las azules pupilas, la joven adivinaba la sorda lucha que se libraba en aquella alma gris, anónima, cerrada hermética a toda noble emoción.
La batalla ya entablada sería ruda, sangrienta, desesperada, pero resuelta a ganarla y a vencerse, se infundía mentalmente un valor que las últimas frases del marido habían hecho bambolear.
Resistiría. Se negaría a la obediencia pasiva y humillante que la había convertido en máquina sin resortes de voluntad, temblando siempre a la voz del dueño, sin otras alegrías que las inciertas esperanzas de próxima liberación.
Impaciente esperaba sonara el momento de las terribles confesiones, pero como si Fernando comprendiera las ansias locas de su mujer, las rehuía, las evitaba, se escurría, se negaba a escucharlas cuando éstas iban a gritar toda la verdad. "



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