La profecía del Corán (fragmento)Jesús Maeso de la Torre
La profecía del Corán (fragmento)

"El anciano, acomodado en el pescante, gobernaba una desvencijada tartana en la que colgaban bolsas de dientes, huesos, lancetas para hender y sangrar y vasijas con brebajes, ungüentos y emplastos, mientras el otro lo seguía sobre una mula rezongona.
(…)
Cada mal posee su propio remedio, señor, pero puedo aseguraros que el bebedizo que voy a administrarle es de probada eficacia. Me fue revelado en la Academia Hipocrática de Salerno por un amigo entrañable, Ben Jalib, un musulmán alumno de aquellos claustros. Hoy lo emplearé, y ojalá detengamos la ponzoña antes de que penetre en las nascencias de la vida.
(…)
Yago constató el fuego de sus calenturas y el furor de los bubones que les afloraban en axilas e ingles, que en su desesperación, muchos reventaban llenando las cubiertas de un olor pútrido, mientras la mayoría rogaban la muerte asfixiados entre sus sanguinolentos esputos, que no podían arrojar en las jofainas faltos de fuerzas. A los más se les abría la piel como cráteres, brotándoles pústulas escamosas y negruzcas, que revelaban la cercanía de su atroz e inexorable muerte. "



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