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Judgment (fragmento) "Zubok, uno de los agentes de la sección especial de Kamino-Balke, tocaba el acordeón. Sentado frente a él, el investigador Andreyev, un mujeriego, alto y de tez clara, golpeaba con los tacones de las botas pulidas que cubrían sus piernas delgadas y estiradas. Mientras marcaba suavemente el ritmo rápido, la pequeña lámpara parpadeó desde su lugar en la mesa junto a la estufa de hierro caliente. Realizó fuertes silbidos a través de su nariz, sonando como un gramófono. Imitar un gramófono era una habilidad especial suya. El tercer hombre, Igumenko, un marinero de baja estatura, estaba inquieto: todo el tiempo salía corriendo al oscuro patio cubierto de nieve para comprobar si los caballos que ya habían sido ensillados todavía estaban allí y si la tormenta de la noche había cesado. Ahora se sentó en silencio a un lado. Fingiendo que un banco era un caballo, demostró cómo se montaría. Tomó una bocanada de su pipa de punta corta y esbozó una sonrisa usando solo una arruga en su mejilla izquierda; y ese pliegue tenía que decir lo siguiente: “He visto cosas así antes. . . Tendrás que hacerlo mejor si quieres impresionarme”. Y en medio de la sala bailaba Marfusha, la shiksa sin hogar que limpiaba la oficina y que siempre, después de que la enviaban a una sala especial para registrar y examinar a cada mujer que arrestaban, volvía con las mejillas ardiendo y los ojos avergonzados, como si hubiera hecho algo indecente y masculino en esa habitación. “No”, respondía ella, encogiéndose de hombros a modo de disculpa, “no encontré nada. . . ” Ahora estaba bailando al son del acordeón, bailando sin cesar y casi sin respirar, como si un dybbuk bailara dentro de ella. Los reunidos en la sala sabían que Marfusha tenía una extraña debilidad: bailaba así hasta que, sin fuerzas, se desmayaba. Zubok, el agente, fue quien detectó esta debilidad, que se manifestaba cada vez que la melodía la ponía en movimiento, al igual que hacerle cosquillas a alguien en las axilas lo obliga a reír. " epdlp.com |