El cuarto de la plancha (fragmento)Inma Chacón
El cuarto de la plancha (fragmento)

"Sí, mi madre es el origen de estas páginas, sin nombre ni apellidos, pero con un artículo posesivo que le confiere a nuestra relación el nexo de pertenencia más fuerte de todos los que puedan existir. Mi madre es mía. Es más, la relación que nos une es absolutamente excluyente. Es solo mía. Es cierto que parió también a mis hermanos, incluso yo crecí en su vientre con mi gemela, cosa de la que presumo a la menor ocasión, pero nunca digo «nuestra madre», sino «mi madre», mía, por mucho que también lo sea de otros ocho hijos más.
Sucede lo mismo a la inversa. La relación madre-hija se define precisamente por esa univocidad. La famosa frase «madre no hay más que una» tampoco es una frase vacía. Mención aparte merecerían, desde luego, los casos de adopciones —madre adoptiva y madre biológica— y las de parejas homosexuales femeninas —madre una y madre dos—. Necesitaría reflexionarlo para poder desarrollarlo, y no tendría sentido en este contexto, pero yo diría que se cumple la misma pauta: dos madres únicas o dos únicas madres.
Yo me fui a vivir con la mía hace un par de años porque la notaba muy triste y lloraba sin razón aparente, como si estuviera deprimida. Después supimos que lloraba porque había sufrido pequeños derrames cerebrales que le afectaron a la parte frontal del cerebro, donde se segrega la serotonina, la hormona que produce la sensación de felicidad. No estaba deprimida, sino empezando un proceso degenerativo que, unido a las lógicas consecuencias de sus años, le iría mermando la memoria y la capacidad de concentrarse.
Fue entonces cuando decidí escribir las anécdotas que empezó a repetirnos, sin darse cuenta de que las habíamos escuchado muchas veces y, para mi sorpresa, también algunas completamente nuevas para mí.
Un tesoro que quise guardar para poder escuchar su voz siempre que quiera. "



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