Leslie Charteris Otra vez el Santo (fragmento) "Simón Templar desembarcó en Inglaterra cuando la noticia del asesinato de Brian Quell había sido divulgada. Leyó la breve noticia del crimen en un periódico de la noche que había comprado en Newhaven, pero apenas había nada que él no supiera. Brian Quell murió en París y murió borracho, muerte que habría sido seguramente la misma que él habría preferido de poder escoger, ya que toda su inútil existencia estaba como prendida y sumergida en los placeres de la Ciudad de la Alegría. Era un profeta sin honor, no solamente en su propio país y entre su propia familia, sino entre el sufrido círculo de sus amistades que le ayudaban a gastar el dinero cuando lo tenía, procurando luego prestarle la menor cantidad posible cuando estaba arruinado, lo cual venía a suceder unos trescientos días al año. Había llegado a París diez años antes, como estudiante de Arte, pero hacía mucho tiempo que había renunciado a todas las pretensiones artísticas que no cayeran dentro de la jurisdicción de las fiestas en los estudios y con las modelos. Quizá no era un temperamento realmente vicioso, pero la vida en la famosa Orilla Izquierda es semejante a una dulce droga que ejerce un irresistible encanto, un poderoso atractivo en los temperamentos como el suyo, y nada más fácil que dejarse llevar por la corriente en aquel tiempo, ante la rapacidad que los patronos de Montmartre despliegan con los turistas que vienen a explorar París por aquella parte, cruzando el río. Pronto le conocieron todos, y muy cordialmente y con gran cortesía se negaron a aceptar sus cheques, en el «Dome» en la «Rotonde», en el «Select» y en todas las demás encantadoras y terribles boîtes-de-nuit, las cuales surgen como hoyos en aquella parte de la gran urbe, adquiriendo tan pronto una fama y un prestigio rápidos, como desapareciendo luego más rápidamente aún en el olvido. Brian Quell bebió, comió y se hartó en todos aquellos establecimientos hasta lo absurdo. Y, naturalmente, murió. " El Poder de la Palabra epdlp.com