Granada (fragmento)Radwa Ashour
Granada (fragmento)

"Trabaja Na‘īmal al servicio de un sabio sacerdote castellano, ayudándole en la limpieza de la casa y a ordenar los libros, a forrarlos y a encuadernarlos. Oía del sacerdote directamente o prestaba atención a lo que pasaba entre él y sus visitas, conocía las noticias y se las trasladaba a Umm Ŷa‘far.
-Oí del sacerdote Miguel que los reyes, antes de morir, perdieron al mayor de sus hijos, el príncipe Don Juan, después lo siguió la princesa Isabel, su hermana pequeña. La princesa Isabel se había casado con un príncipe portugués que murió tras su casamiento por pocos meses.
-Entonces, Dios los castigó, ¿pues qué valor tiene que las personas ganen guerras y extiendan sus reinos si pierde a los hijos de sus entrañas?
Las palabras que Na‘īm le trasladó a Umm Ŷa‘far le dejaron el corazón helado y no porque les desease el mal a estos reyes que hicieron probar a la gente granadina la amargura del alhandal, sino porque encontró al final una justicia del cielo que hizo desaparecer su insomnio y la llenó de dudas, a veces sus manos se encarnaban en la voz de AbīŶa‘far tras la quema de los libros, y las alejaba de ella rogando a Dios que la perdonara. Dios en su grandeza es sabio y justo. Castigó a los reyes en sus vidas por lo que pecaron. Perder la guerra no es más duro que perder a un hijo. Apareció la justicia y algo dentro de ella se calmó y cada vez que venía Na‘īm comenzaba a preguntarle.
-Están malditos, Umm Ŷa‘far. No se lo guardó Dios hasta el día del juicio, sino que les mandó su castigo en vida. Y ahora que se han ido no hay duda de que aumentará su castigo. "



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