Don y oficio "Es bueno que se te resistan las palabras, que no sean acuarela sino mármol, obra de cantería. Que tengas que percutirlas con escodas, esperar a escuchar el ritmo en tus oídos y volver, con más empeño, a dar el golpe. Que sientas el rigor de trabajar en las entrañas recónditas del universo, donde yace la pieza que deseas. Tu trabajo es, entonces, desbastar, pulir, lijar hasta que el roce con la piedra te abra heridas. Cuando tengas que empezar el acabado, la finura de los últimos detalles, recordarás que también con un buril se grabaron las primeras formas de escritura. Es bueno que te canses, que se te oponga tozuda la materia y a veces sufras la monotonía de labrar en vano. Así cuando el poema, ligero, emprenda el vuelo y lo veas palpitar, sabrás que en él está presente un soplo que no vino de la sola pericia de tus manos. " epdlp.com |