Calor "La sirena volvió: una cola de sonido azotando el aire, subiendo y bajando, terminando en esa larga nota como una puñalada sostenida en la mente. Corrimos a escondernos debajo de las escaleras en una escuela vacía. Un señor de una de las aulas se acercó a nosotros para ofrecerle a la abuela un espacio con su familia. Ella le agradeció, pero dijo que no. Esa clase fue bombardeada y todos murieron. Cuando regresamos a casa, ya era de mañana y la metralla había crecido en nuestro patio trasero como una fruta alienígena. Lo miramos desde la puerta mientras la mañana disfrutaba de una paz inusual. Por eso la sirena nos había hecho correr. Pensábamos en sus pedazos chamuscados volando para reventarnos el cráneo. Nos imaginamos nuestros cuerpos perforados tirados en el césped. Salimos uno a uno para tocarla, saboreando su calor a través de nuestros dedos. " epdlp.com |