Princesa cautiva, de Ejercicios para el endurecimiento del espírituGabriela Wiener
Princesa cautiva, de Ejercicios para el endurecimiento del espíritu

"Él me compraba ropa
en el mercado de pulgas
un pantalón de cuero
un disfraz de indiecita
dos piezas de hilo dorado
y una pluma escarchada solía llevarme al Comedor Popular
viejos
locos y vagabundos
devoraban pequeños esqueletos
en platos de plástico rojo
bajábamos de los barrios altos hasta las tiendas de los chinos
nos gustaba ver moverse los corazones de los pescados agónicos
y brillar las patas de cangrejo sobre las plantas artificiales
cuando salía me encerraba con llave
si venía a buscarlo uno de sus amigos
yo salía a la ventana
y le mostraba eufórica
uno de mis pechos
sus manos estiradas hacia mí
apretaban furiosas
a través de los barrotes
hasta hacerme escapar
el tipo se iba con las manos vacías y llenas de espinas
cuando él volvía me daba vueltas en el aire
supongo que con alegría
y abría mi blusa con teatral violencia
los botones caían como lágrimas
yo también caía
también quería romper algo
estrellar su colección de canicas
contra el suelo oscuro
pero las canicas soportaban todos los golpes
como yo
al menos como solía ser yo
y el ruido
la luz de las canicas cayendo
esparciéndose como pequeñas plumas sopladas en mi corazón. "



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