La más recóndita memoria de los hombres (fragmento)Mohamed Mbougar Sarr
La más recóndita memoria de los hombres (fragmento)

"De un escritor y de su obra, como mínimo, podemos saber lo siguiente: uno y otra caminan juntos por el laberinto más perfecto imaginable, un largo camino circular donde el destino se confunde con el origen: la soledad.
Dejo Ámsterdam. A pesar de lo que he averiguado, aún no sé si conozco mejor a Elimane o si su misterio se ha vuelto más intenso. Podría traer aquí a colación la paradoja de toda tentativa de conocimiento: cuanto más destapamos un fragmento del mundo, más conscientes somos de la inmensidad de lo desconocido y de nuestra ignorancia; pero esta ecuación solo traduciría incompletamente cómo me siento ante este hombre. Su caso exige una fórmula más radical, es decir: más pesimista en lo que a la posibilidad misma de conocer un alma humana se refiere. La suya se parece a una estrella eclipsada; magnetiza y engulle todo lo que se le acerca. Analizamos durante un tiempo su vida y, mientras nos levantamos, serios, resignados y viejos, tal vez incluso desesperados, murmuramos: sobre el alma humana no se puede saber nada, no hay nada que saber.
Elimane se hundió en su Noche. La sencillez de su adiós al sol me fascina. La asunción de su sombra me fascina. El misterio de su destino me obsesiona. No sé por qué se calló cuando tenía aún tanto que decir. Sufro, principalmente, por no poder imitarlo. Toparse con un silencioso, un silencioso auténtico, pone siempre en entredicho el sentido –la necesidad– de la propia palabra, de la que a menudo nos preguntamos si no es más que un fastidioso balbuceo, barro idiomático. "



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