Naranjas amargas (fragmento)Claire Fuller
Naranjas amargas (fragmento)

"Mis dos habitaciones se encontraban en el ala oeste de la casa, justo debajo de la azotea y de los fustes de las chimeneas. La planta constaba de unas doce habitaciones aproximadamente, que desembocaban en un pasillo que discurría de norte a sur. Todas las ventanas que daban al oeste gozaban de unas vistas espléndidas a los maltrechos jardines de Lyntons, los senderos cubiertos por el descuidado follaje de boj y tejo, un enmarañado jardín de rosas, estatuas derribadas y parterres destrozados, y el parque, el panteón y, más allá, una línea oscura de árboles y las escarpadas y frondosas laderas de bosque a lo lejos.
— ¿Te has dado una vuelta ya por los jardines? — pregunté —. ¿O por el puente?
Yo hubiera querido que me dijera que no, y así ser la primera en descubrir lo que hubiera, pero también que sí, que lo había visto y era un puente de estilo Palladio, y así no tener que enfrentarme a la posible desilusión.
Un puente de estilo Palladio, ese sobrio elemento arquitectónico construido para comunicar dos orillas. Por lo general coronado por un templo, con balaustradas y columnas de piedra, frontones y columnatas bajo tejado de plomo, con techos artesonados y estatuas. Con cenadores refrescados por el agua, abiertos en ambos extremos. Una edificación construida por la gente acaudalada para pasear por ella o atravesarla con sus carruajes. El puente que yo imaginaba abarcaba el lago de orilla a orilla con cinco elegantes arcos y un espectacular templo abierto por los costados alzándose sobre las balaustradas. Sería armoniosamente simétrico en conjunto, pero con intricadas y delicadas tallas en las claves. No un mero puente, una vía para cruzar de una orilla a otra, sino un lugar diseñado para el amor, el galanteo y la belleza. "



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