Epístolas (fragmento)Isaac Casaubon
Epístolas (fragmento)

"Carta a don Lorenzo Ramírez de Prado.
Al recibir tu carta, nobilísimo caballero, no pude evitar dar saltos de alegría, llegué incluso a proferir aclamaciones por tan extraordinario gozo hasta el extremo de estar casi fuera de mí. Y es que aquella carta no procedía de un caballero que me fuera desconocido, sino de alguien a quien por su singular y admirable erudición (doy por sentado, desde luego, el hecho de que la mayor parte de la nobleza debe considerarse del estamento superior) yo venía honrando vivamente desde hacía tiempo al ser uno más de los que habitamos esta tierra. Vi, en efecto, y leí con fruición aquella diatriba tuya sobre el pasaje pliniano, ejercicio literario elegante, docto y sutil donde los haya. En efecto, tanto me agradó la lectura de este escrito tuyo que, llevando las manos al cielo, inmediatamente hice votos por tu prosperidad y abundancia. Desde aquel momento, no dejé de tener tu nombre en la boca ni de celebrarlo entre las personas sólidamente doctas. ¡Oh, afortunado, larga vida a ti, el más noble de los jóvenes!
Según has emprendido con aquel temperamento y carácter bellísimo para la filosofía y dulce para la literatura, conviértete en el caudillo de tus españoles cuya alabanza universal es la de tener aguda inteligencia, buen juicio y sutileza en las ciencias. No faltan en este siglo tan erudito quienes ambicionan el saber filológico y lingüístico propio de la mayoría de los escritores de vuestra nación. Por esta razón se ha hecho mayor la admiración que siento en mi interior en cuanto he leído tu diatriba, trabajo realmente clásico, pues en el resto de tratadillos que he visto escritos hasta ahora sobre el mismo tema y se han publicado por allí, nada encontraba digno de justa admiración, más bien me irritaba alguna que otra cosilla que me iba encontrando. En efecto, ¿habrá alguien dotado de sentido común que lea sin perturbarse una interpretación, tan novedosa como infundada, de las palabras de tan gran autor? Prescindo de las cuestiones de estilo: por respeto al mismo, desde luego, nadie por poco docto que sea debe descuidarse en pulirlo. Tú luchaste por establecer su verdadero significado y a la vez le diste una lección a tu antagonista: en latín con pocas palabras el texto se vuelve más claro. En definitiva, lo resolviste en tres páginas: nada parece tan dificultoso en el mundo de las letras que no pueda esperarse que esté a tu alcance. Tal fue la prueba de tu nobilísimo talento. "



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