Vivos y muertos (fragmento) "Sintsov habló, pero el teniente mayor se sentó y no creyó. Era joven, cruel y confundido. Y, como ocurre con las personas débiles y orgullosas, su maliciosa renuencia a creer en los demás nació del vergonzoso sentimiento de su propia confusión que lo atormentaba. Él mismo pidió ir al frente, pero, al encontrarse en este terrible lío cerca de Moscú, el primer día, bajo bombardeo en campo abierto, experimentó tal sentimiento de horror del que no pudo deshacerse durante tres días. Intentó con todas sus fuerzas seguir comportándose como lo obligaba el uniforme militar que vestía y, ocultando su propio miedo, hizo una mueca y reprochó a sus subordinados su cobardía. Pero no podía engañarse a sí mismo. Y ahora, sentado frente a Sintsov, sintió en el fondo de su alma que nunca habría resistido todo lo que este hombre le contó: no habría soportado tres meses de cerco, no habría caminado hasta la última hora. Con uniforme de comisario, no habría huido, herido, bajo los disparos del cautiverio. Y, sabiendo que él mismo no lo habría hecho, por un sentido de autodefensa, no quería creer que otros fueran capaces de hacerlo. El teniente mayor escuchó a Sintsov y no lo creyó, no porque no se pudiera creer a Sintsov, sino porque, por el contrario, realmente quería convencerse de que este hombre sentado frente a él estaba mintiendo, además, que podría estar un saboteador alemán y este saboteador no será detenido por nadie más, sino por él, el teniente mayor Krutikov, que sólo lleva tres días en el frente, pero que ya sabe comprender la situación mejor que otros que han estado ambos en el frente y en hospitales. Más de una vez durante estos días, vencido por un temblor interior, se encogió ante la mirada bondadosa pero comprensiva de su comisario y se alegró de tener la oportunidad de vencerlo al menos aquí, ahora, con su perspicacia, severidad, ese celo oficial despiadado, que es especialmente Las personas de este tipo son generosas en momentos en que no temen por sus propias vidas. " epdlp.com |