Envidia (fragmento)Yuri Olesha
Envidia (fragmento)

"Es la más rosada y tranquila de las mañanas. La primavera está en su plenitud. En todos los alféizares de las ventanas hay macetas con flores. A través de sus grietas asoma el bermellón del inminente florecimiento.
(Las cosas no me quieren. Los muebles tratan de ponerme la zancadilla. Una vez, la esquina de un mueble lacado me mordió, literalmente. Mi manta y yo siempre hemos tenido una relación complicada. La sopa que me sirven a mí nunca se enfría. Si una fruslería cualquiera —una moneda o un gemelo— cae de la mesa, por lo general va a parar debajo de un mueble difícil de mover. Yo me arrastro por el suelo y, al levantar la cabeza, veo al aparador riéndose de mí).
Las cintas azules de los tirantes le cuelgan a ambos lados del cuerpo. Va a su dormitorio, encuentra los quevedos encima de la silla, se los pone frente al espejo y vuelve a mi habitación. Ahí, de pie, en medio del cuarto, se sube los tirantes, los dos a la vez, con tal movimiento que parece cargarse un peso a las espaldas. No me dirige la palabra. Yo finjo dormir. Dos haces ardientes de rayos solares se concentran en los pasadores metálicos de sus tirantes. (Las cosas le quieren).
No necesita peinarse, ni tampoco arreglarse la barba y el bigote. Lleva el pelo al rape y un bigotito bien recortado a ras de nariz. Parece un niño gordinflón ya entrado en años. Coge un frasco. El tapón de cristal emite un leve tintineo. Vierte agua de colonia en la palma de su mano y se la pasa por el globo de la cabeza: desde la frente hasta la nuca, y a la inversa. "



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