Anna Brigadere Dios, naturaleza, trabajo (fragmento) "Aterrorizada, Annele jadeaba y su dedo herido volaba hasta su cara. ¡Oh Señor! ¿Y si realmente tengo cuernos? Pero no, su frente estaba suave como siempre, no importa dónde tocaran sus dedos. Mientras tanto, la niña mayor se doblaba de risa. En el interior de Annele, notaba que había sido engañada y sus ojos una vez más se llenaron de lágrimas. ¿Necesitaba esta chica burlarse del dolor de otra persona? No había ningún lugar para que ella volviera. Dondequiera que ella mirara, el mundo estaba borroso y disolviéndose, no podía ver con claridad, ¿no podía? sólo veía a su madre corriendo entre la bruma, entonces su vida habrá terminado. No le queda nada más que hacer que correr: Huir al mundo, lejos, lejos de gente como ésta. Los pies de Annele la llevan a donde nunca antes había estado, muy, muy lejos. Más allá de los establos, más allá del jardín, ¡ya no le importan! Ahora ya pasó el granero. La nueva cosecha de centeno fluye en ondas como un arroyo verde. Déjalo fluir. Annele tiene que escapar. De repente, aparece un agujero enorme delante, lo suficientemente grande como para que ella caiga. No hay manera de cruzarlo. Annele tiene que parar. ¿Qué podría estar brillando ahí abajo, en lo profundo de ese agujero? Ella debería echar un vistazo. Annele se agacha boca abajo y se desliza sobre una almohada de barro pegajoso como si fuera hielo. " El Poder de la Palabra epdlp.com