Guad (fragmento)Alfonso García Ramos
Guad (fragmento)

"¡Tenían que venir los gases a fastidiarle! Porque, había que decirlo, estaba cogiendo cariño a la galería y le dolía dejarla para que otros la vieran parir. Magdalena se hubiera encarado con él: "El
anarquista no tiene más patria que el mundo ni más casa que el Partido". Mas eso quedaba atrás. Hay que ver lo que cambia un hombre con la guerra, con la cárcel, con el trabajo y con el mundo en el fondo de la galería. Sí, se había encariñado con el candil que le daba luz, con las vagonetas que podían llevarle hasta la superficie si le daba un mareo, con el martillo que trabajaba deprisa para acabar pronto, con aquella cueva oscura y larga que era su casa y la casa de sus compañeros.
(…)
Hubo momentos en que deseó haber muerto en la prisión o en la guerra, como un hombre, antes que sufrir tal agonía en aquel maldito agujero de la bodega, sintiendo que iba a echar por la boca las entrañas. Renegó de la hora en que se le ocurrió marchar a las Canarias, donde nada se le había perdido y donde nada esperaba encontrar como no fuera paz y olvido sobre la llaga de su derrota.
Cuando salió del penal, su primer propósito fue de huir, huir del escenario de sus luchas obreras, de sus ilusiones y de su solitario amor, de los campos devastados por la guerra, de todo lo que le recordaba el calvario padecido. "



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