El fuego fatuo (fragmento)Willem Elsschot
El fuego fatuo (fragmento)

"Una miserable tarde de noviembre, con una llovizna que arrastra a los más valientes de las calles. Y mi pub favorito, lamentablemente, está demasiado lejos en Occidente para competir contra esa fría cortina. Por primera vez en mucho tiempo, porque los años van pasando, esta vez volveré a casa, donde mi entrada intempestiva será considerada como un paso en el camino que conduce al arrepentimiento. Todos los comienzos son difíciles y más vale tarde que nunca, dirá mi esposa. Pero primero un periódico para esta noche junto al fuego, porque si no leo, mi silencio tiene un efecto escalofriante en mis compañeros de casa. Oh, entiendo que nada es tan opresivo como la presencia de alguien que se sienta mirando al vacío como si estuviera solo, que nunca cuenta un chiste ni da palmadas en el hombro a nadie para darle valor en sus días malos, que nunca pregunta cómo están, tú, o eres feliz.
Aquí tengo mi pequeña tienda, que visito desde hace años y donde escucharé a la anciana decir lo que piensa sobre el tiempo por enésima vez. Sí, lo admito, lluvia. Llovizna, especifica. Sí, en realidad llovizna. Porque por nada del mundo me atrevería a contradecir esa estalagmita, cuya lenta formación he seguido de cerca.
- Mira, tres gallos de arroz. Y con ese corte colgando que no quiere caerse, señala la calle.
En verdad, cuando salgo y me pongo el cuello para trotar hasta el tranvía, mi carrera se ve obstaculizada por tres negros que me bloquean el paso. Tripulación de un marinero indio, como suele verse paseando por aquí. Ojos de gacela, pelo largo y negro azabache, un traje de algodón que me hace temblar y una chaqueta estatal negra como para una ocasión festiva. Uno de ellos lleva sombrero, es ligeramente más alto que sus compañeros y parece ser el líder del grupo. Sinceramente, para mí no hay mucho que hacer, porque aquí estamos acostumbrados a esos pintorescos vagabundos. Todo se hizo bien. Y después de todo, quiero volver a casa, aunque allí tampoco hay nada que me llame. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com