Crónicas portalianas (fragmento)Enrique Bunster
Crónicas portalianas (fragmento)

"Aprovechando la escala, que sería larga, el naturalista desembarcó con sus mantas y botas de montar, su instrumental científico y sus redecillas para coger mariposas, y fuese a tierra como chupado por una corriente de aire. Con haber permanecido allí tres semanas, no dejó ni una frase descriptiva del ameno villorrio porteño, cual si no hubiese tenido tiempo de mirar las calles polvorientas atiborradas de jinetes y carretas entoldadas, los balcones coloniales adornados de tachos con flores y los burritos dedicados al acarreo del agua de las quebradas. Guiado por el baqueano González, galopó a lo largo del camino de Quintero, cruzando ese país seco "donde hasta los zarzales son clorosos, pues sólo de atravesarlos queda la ropa perfumada". Pernoctó en la histórica hacienda otrora perteneciente a Lord Cochrane, que no le interesaba por eso sino por los famosos conchales de que estaba sembrado el suelo hasta una altura de cientos de. metros sobre el nivel del mar. Sospechando que esta comarca, siglos atrás, pudiese haber sido el lecho de una bahía, examinó con el microscopio la capa vegetal, de un intrigante color negro rojizo, y comprobó su formación marina por la multitud de partículas de cuerpos orgánicos de que estaba llena. "


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