Mi pie izquierdo (fragmento)Christy Brown
Mi pie izquierdo (fragmento)

"Dentro de la casa, toda la familia estaba reunida junto al fuego de la cocina, que alumbraba con su luz difusa la pequeña estancia, formando sombras gigantescas sobre el techo y las paredes. Mona y Paddy se habían acurrucado en un rincón, en compañía de sus desgastados libros del colegio. Estaban haciendo sumas sobre una vieja y desportillada pizarra con un pedazo de tiza amarillo. Yo me encontraba junto a ellos, protegido por unas almohadas con las que me apoyaba contra la pared.
Lo que me atraía sobre todo era la tiza. Era una especie de bastoncillo largo y delgado de un color amarillo muy vivo. Nunca había visto nada igual y ahora se me aparecía tan nítidamente sobre la negra superficie de la pizarra que quedé tan fascinado como si fuera de oro. De repente quise hacer de forma desesperada lo mismo que mi hermana. Así que, sin pensar ni saber lo que estaba haciendo, me incorporé y cogí la tiza de sus manos con mi pie izquierdo.
Ignoro por qué utilicé el pie. Esto es un enigma no solo para muchas personas sino también para mí, porque, aunque demostré un curioso interés por los dedos de mis pies desde temprana edad, nunca había intentado antes hacer uso de ellos. Podían haber seguido siendo tan inútiles como mis manos. Sin embargo, ese día mi pie izquierdo, aparentemente por su propia voluntad, se incorporó y arrebató sin ninguna cortesía la tiza de manos de mi hermana. La sujeté con fuerza entre los dedos de los pies y, de forma impulsiva, hice un violento garabato sobre la pizarra. Después me quedé quieto, algo aturdido, mirando el pedazo de tiza amarilla prendido entre mis dedos, no sabiendo qué hacer con él, y prácticamente ignorando cómo podía haber llegado hasta allí. Alcé la cabeza y me di cuenta de que todos habían dejado de hablar observándome fijamente y en silencio. Nadie se movió. Mona, con su carita mofletuda y sus rizos negros, me miraba con la boca abierta. Frente a la chimenea, y con el rostro iluminado por las llamas, se sentaba mi padre, en tensión y con las manos sobre las rodillas. Yo sentía cómo el sudor me caía por la frente. "



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