Cien días (fragmento)Lukas Bärfüss
Cien días (fragmento)

"Pero el hambre y la sed no eran lo peor, lo peor era la oscuridad, la noche que puntualmente a las seis de la tarde se cernía sobre la tierra y me cubría; como algo físico, como un paño o un aluvión de brea. La luz más cercana que se veía era la de las estrellas; si hubiera sido un caminante a la búsqueda de un sitio para pernoctar, hubiera debido guiarme por ellas: por Procyon, estrella del Can Menor; por Ras Alhague en la constelación de Ofiuco, el portador de la serpiente. Yo no era muy ahorrativo, pronto había gastado ya toda mi reserva de velas y debía pasar las noches en la más absoluta oscuridad. Era como si cada noche me sumergiera en un barril de tinta negra y doce horas después, cuando el sol salía en el horizonte con la precisión de uno de esos relojes para fichar la entrada y salida del trabajo, yo quedara como una mancha negra, como un terrón de alquitrán andante. No me animaba a mirarme en el espejo, temía que la oscuridad se me hubiera quedado pegada como en los ojos tiznados de hollín de los mineros cuando salen de la galería al cabo de su turno de trabajo. "


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