Intermezzo (fragmento) "Sólo quedaba hacer las maletas... Esta era una de esas innumerables "necesidades" que tanto me cansaban y me mantenían despierto. En vano, ya sea pequeña o grande la "necesidad", es importante que requiera atención cada vez, que no soy yo quien come, pero él ya me controla. De hecho, te conviertes en esclavo de esta bestia de muchas cabezas. Al menos para deshacernos de ello un rato, para olvidar, para descansar. Estoy cansado. Porque la vida viene constante e inexorablemente hacia mí como una ola en la orilla. No sólo propio, sino también ajeno. Y al final ¿sé dónde termina mi propia vida y comienza la del otro? Escucho cómo la existencia ajena entra en la mía, como el aire por ventanas y puertas, como las aguas de los afluentes de un río. No puedo salirme con la mía. No puedo estar solo, lo confieso, envidio a los planetas, tienen sus órbitas y nada se interpone en su camino. Mientras que en el mío siempre y en todas partes encuentro a una persona. Sí, te interpones en mi camino y consideras que tienes derecho sobre mí. Estas en todos lados. Aquí vestiste la tierra de piedra y hierro, aquí estás a través de las ventanas de las casas, miles de bocas negras, respirando siempre hedor. Azotas el santo silencio de la tierra con el chirrido de las fábricas, el trueno de las ruedas, contaminas el aire, polvo y humo, rugiendo de dolor, alegría, ira. Como un animal. En todas partes encuentro tu mirada, tus ojos, curiosos, ansiosos, penetran en mí, y tú mismo, en tu variedad de colores y formas, te quedas atrapado en mi pupila. No puedo alejarme de ti... No puedo estar solo... No solo caminas a mi lado, te metes dentro de mí. Arrojas tus sufrimientos y tus dolores, tus esperanzas rotas y tu desesperación en mi corazón, como en tu propio escondite. Su crueldad e instintos animales. Todo el horror, toda la suciedad de la propia existencia. ¿Qué te importa que me torturas? Quieres ser mi amo, quieres tomarme… mis manos, mi mente, mi voluntad y mi corazón… Quieres drenarme, toda mi sangre, como ese vampiro. Y lo haces. No vivo como quiero, sino como tú me dices en tus innumerables “deberes”, en tus interminables “debes”. " epdlp.com |