La Central (fragmento)Élisabeth Filhol
La Central (fragmento)

"A lo largo de los últimos seis meses han muerto tres empleados, tres agentes del personal estatutario, cada uno con una función de dirección o de control, a los que ha habido que juzgar por sus actos y de quienes se habla desde entonces como de tres hermanos de armas, a pesar de que apenas se conocían, víctimas los tres de la central y abatidos en el mismo frente. Un frente sereno. Desde principios de los años sesenta y con la conexión del primer reactor a la red, el área no ha dejado de extenderse por bloques sucesivos, como una agricultura extensiva, en una bulimia de terreno, siete divisiones en total, de una tecnología de gas-grafito en los tres más antiguos que hoy están en proceso de desmantelamiento, y el suelo levantado en determinados sitios y reconvertido en puntos de almacenaje. Una valla electrificada rodea el perímetro. Más allá, el silencio. Eso es lo que choca en un primer momento. Más allá del tráfico rodado y del ruido continuo de los aero refrigeradores, pese a todo, el silencio que se percibe en toda la zona cuando la recorremos.
Salgo, la tengo enfrente. Y entre quienes salen, del equipo de la mañana, un puñado de hombres atraviesa la carretera regional y camina hacia el bar. Al primero le sostengo la puerta. Debería estar entre ellos, esos hombres que van a beber después de su jornada de trabajo para cerrar una esclusa, como por reacción al exceso de esclusas y de complejidad de procedimientos en el interior, la necesidad que sentimos de pasar por una zona colchón antes de volver a casa, fuera del recinto, pero aún dentro de su zona de influencia, entre colegas que hablan todavía teniéndola a la vista y, al mismo tiempo, en medio de los demás, aquellos que nunca hablan, los camioneros, repartidores, obreros de la red de autopistas, técnicos, que en algunos casos ni la ven ya, como no sea en la primera plana de los diarios regionales cuando alcanza un titular. Antes de ayer, un asunto en el informativo de las ocho de la tarde, se reunieron, todos a la espera. Para los que fueron entrevistados y que conocemos, las ocho diecisiete. Y en cuanto a la duración de la entrevista, apenas nada, solo tres frases escogidas para el montaje, pero se ve la central, y tenerla ahí, en la pantalla, con nuestros reflejos ordinarios de telespectadores para quienes todo eso no es real, y al mismo tiempo reconocerla, a veces incluso reconocerse uno mismo o reconocer a un colega, es reconciliarse momentáneamente con ella y con una especie de gran pesar por haber llegado hasta aquí. "



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