La autopista Lincoln (fragmento) "El trayecto desde Salina hasta Morgen había durado tres horas y Emmett no había dicho una palabra en todo el camino. Durante los cien primeros kilómetros, el alcaide Williams se había esforzado por mantener una conversación cordial. Le había contado unas cuantas historias de su infancia en el este y le había hecho algunas preguntas sobre la suya en la finca. Pero era la última vez que iban a estar juntos y Emmett ya no le veía mucho sentido a todo aquello. Por eso, cuando cruzaron la frontera y pasaron de Kansas a Nebraska y el alcaide encendió la radio, se puso a mirar la pradera por la ventanilla y se guardó sus pensamientos para sí. A unos ocho kilómetros al sur de la ciudad, Emmett señaló hacia el parabrisas. —Tuerza por la siguiente a la derecha. Es la casa blanca que hay seis kilómetros más allá. El alcaide redujo la marcha y tomó el desvío. Pasaron por delante de la casa de los McKusker y de la casa de los Andersen, con sus idénticos graneros rojos y enormes. Al cabo de unos minutos vieron la de Emmett, junto a un bosquecillo de robles, a unos treinta metros de la carretera. A Emmett todas las casas de aquella parte del país le parecían como caídas del cielo. La de los Watson era la que peor había aterrizado. Tenía la línea del tejado hundida a ambos lados de la chimenea y los marcos lo bastante torcidos para que la mitad de las ventanas no pudieran abrirse del todo y la otra mitad no cerrase bien. En un momento ya podrían ver que la pintura se había desprendido de los listones de madera de la fachada. Pero a pocos metros del camino de acceso el alcaide detuvo el coche en el arcén. " epdlp.com |