Madrid, metrópolis (neo)fascista (fragmento) "Barcelona también había sido descartada: pese al espíritu mediterráneo, la Ciudad Condal era también catalana, y por tanto poco fiable: «Yo no conocía entonces aquel lugar de España, pero su actitud ante la cruzada justificaba todos los recelos». Los nombres de Burgos o Valladolid, que tan importantes fueron para la causa franquista, también sonaron como nueva capital; «al fin y al cabo, Castilla fue cuna del imperio y el eje de nuestra grandeza histórica». Finalmente, el tema no fue más allá de rumores y conversaciones privadas que, aunque dieron que hablar, nunca llegaron ni a ponerse en marcha. Por un lado, estaban las cuestiones materiales del cambio, y es que los detractores de Madrid no habían calculado la dificultad práctica de mover la capitalidad de un Estado nación moderno de una ciudad a otra. Por otro lado, y a pesar de que las circunstancias eran preocupantes, se podía interpretar el momento en una clave distinta, no tanto de crisis, como de oportunidad política. En efecto, las autoridades franquistas finalmente entendieron que la dimensión simbólica y la dimensión material representaban dos caras de la misma moneda. En otras palabras, se convencieron de que el nuevo régimen político estaba ante una oportunidad inigualable de empezar de cero si se aprovechaba la destrucción material de la urbe para crearle una nueva identidad. De esta manera, prevaleció el criterio de mantener la capitalidad de Madrid, siempre y cuando la ciudad fuese reconstruida y resignificada. Es decir, era perentorio fabricar una nueva narrativa para la capital del régimen de Franco que alejase por completo los fantasmas de la Segunda República y del lema «No pasarán». " epdlp.com |