Der pojaz (fragmento)Karl Emil Franzos
Der pojaz (fragmento)

"Había viajado muy lejos, casi por toda Europa, hasta donde vivían los judíos, a San Petersburgo y Constantinopla, a Berlín, Estrasburgo, Viena y Venecia. Así, en términos de broma y seriedad, era un Creso que siempre transmitía generosamente sin agotarse jamás. Difícilmente podían decidir dónde era más eficaz. Cuando hablaba de la poca paz que tenían los pobres y grandes Rothschild en Frankfurt am Main porque tenía que ponerse una camisa limpia cada cuarto de hora para demostrar su riqueza al mundo, o elogiaba la suerte de los italianos, que tenían tanta suerte. Carne barata, porque no necesitaban carnicero, si querías apalear un buey, lo mandabas a la dehesa sin parasol y llegaba a casa asado; o los habitantes de San Petersburgo se quejaban de que en invierno las calles tenían que estar iluminadas artificialmente, incluso con el sol más brillante, porque el aliento de la gente las cubría como una nube impenetrable; o se quejaba de los comerciantes que lo encarecían todo, incluso la tinta que sólo había que sacar del Mar Negro, luego todos se reían hasta que las lágrimas corrían por sus mejillas. Pero luego escuchaban con gran expectación cómo dejaba que la Venecia de cuento de hadas surgiera del mar ante sus ojos, o describían cómo caminaba de Padua a Constanza, por el camino donde había nieves eternas, mientras los lagos azules y la tierra reían en el adorno de la primavera; cuando les dio una idea de lo grandes que eran Viena o Berlín y cómo vivía allí la gente, especialmente los judíos. "


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