Tengo una pistola (fragmento) "Pasaron semanas y no llegué a encontrar el momento idóneo para matarme. Al final, siempre terminaba por bajar al supermercado a por algo de comida para vivir un poco más, aunque cada vez me ponía menos nervioso ante la muchedumbre cotidiana. Pasados dos meses, se me acabó el dinero que ahorré diseñando páginas web porno desde mi casa, y quise buscarme un pequeño trabajo en el exterior. Cuando me preguntaron si tenía coche en la entrevista, se oyó en toda la habitación un sonoro click proveniente de mi bolsillo, al retraer la corredera de mi pistola. No me dieron aquel trabajo, pero me di una segunda oportunidad, y una tercera... hasta que en la cuarta entrevista me contrataron como reponedor en el mismo supermercado de mi calle. No tenía que hablar apenas y la mayor parte del trabajo lo desempeñaba de madrugada, con el establecimiento cerrado al público; todo para mí, todo en silencio. De cuando en cuando, intercambiaba algunas palabras con una cajera muy simpática y afable, que me generaba confianza y serenidad. Ahora vive conmigo en el piso, y nos producimos ambos gratificantes y placenteras sensaciones, en diferentes ámbitos y posturas. Sabía que eran los genes quienes me incitaban a llevar a cabo sus planes, pero yo disfrutaba dándoles el gusto, pues ellos iban conmigo y yo con ellos, indivisibles, y si tenían un orgasmo o sentían una caricia, yo los sentía junto a ellos, pero era consciente, y libre de haber elegido seguir dentro del programa simulado. Me parecían sensaciones divertidas, curiosas y reconfortantes, pese a ser falsas. Cuando tenía un mal día, sacaba mi arma de debajo del colchón, y me apuntaba un rato, a solas, en la cabeza. Así llevo cinco años. No sé cuándo llegará el momento apropiado para suicidarme. Puede ser cuestión de más, semanas, meses, o varias décadas. Pero me siento libre y he decidido jugar un poco más. Tengo la vida en mis manos. Yo soy mi propia muerte. Tengo el control. Tengo una pistola. " epdlp.com |