Dos equis (fragmento) "Desde una rama secundaria saltó a la sucesión archiducal y se las arregló para reinar setenta y ocho años, casi tanto como El Rey Sol. Emperador a los dieciocho, Francisco José I de Austria se mostraba obediente, temeroso de Dios y convencido de reinar por derecho divino. En realidad, llegaba al trono gracias a las presiones de su madre, la Gran Archiduquesa y Princesa Sophie, de quien los dignatarios extranjeros, solían opinar: «es el único hombre de la corte». Según las cábalas de Schönbrunn, o mejor, los arrestos de tal señora, el primogénito debió casarse con su prima Nené, o sea, con la princesa Helena Carolina Teresa de Baviera, de educación algo inusual, pero de la propia prosapia de los Wittelsbach. No obstante, Franzi, a esas alturas, de casi veinticuatro años, se enamoró a primera vista de la hermanita apenas púber de su prometida y no hubo madres que valieran. Se casaron en nueve meses y en tanto jóvenes y bellos pasaron por protagonistas de un verdadero cuento de hadas. La Princesa Sophie no perdonó la rebelión única y última del hijo e hizo lo que miles de madres controladoras y llenas de despecho han preferido hacer desde que el mundo es mundo sin importar pueblos, culturas, niveles económicos o clases sociales: emprenderlas contra sus nueras. " epdlp.com |