Nancy's Works (fragmento) "El rostro que reposaba sobre la almohada era el de una muchacha, y sin embargo no había en él ni frescura ni juventud: las mejillas estaban hundidas, la boca a menudo dibujada con esa expresión de dolor paciente, tan familiar para cualquiera que haya visitado nuestros grandes hospitales. No había belleza salvo en los grandes ojos tristes, tan llenos de una paz y un descanso extraños, una paz que "sobrepasa todo entendimiento" y que este mundo no puede dar ni quitar. Frente al diván de la muchacha colgaba un pequeño crucifijo, y debajo de éste, una copia barata de ese conocido grabado, "El Buen Pastor". Allí, el amado Señor, con divino amor y piedad brillando en su rostro, está llevando a casa al cordero que se ha alejado del rebaño. En verdad, este rincón de la habitación parece algo completamente aparte, un pequeño nido donde se ha colado algún rastro de consuelo e incluso de belleza, pues, en la esquina de la repisa de la chimenea, justo encima de la cabeza de la niña enferma, hay un ramo de rosas de verano, colocado en una pequeña taza de té blanca con el asa rota, y las bonitas flores de color rosa desprenden su dulce perfume con la misma facilidad que si estuvieran en un jarrón de las más finas y costosas sèvres. " epdlp.com |