Mujer en el exilio (fragmento)Pinar Selek
Mujer en el exilio (fragmento)

"Sin embargo, los sueños me habitaban sin darme tregua. Y aun siendo consciente del confort y el bienestar que me proporcionaba mi casa, el hecho de volver allí, significaba delimitar una frontera. Me dejaban perpleja las palabras de Walter Benjamin que definía el hogar como «el lugar seguro por excelencia, una caja secreta». Influenciada por Deleuze me preguntaba acerca de las posibilidades de desterritorialización. Ahí nació mi rechazo al matrimonio y al mecanismo de dominación que conllevan las obligaciones cotidianas. Como mujer no deseaba vivir en una de esas casas repletas de muebles idénticos. No quería pasarme la vida viendo la tele y paseando a mis niños en el parque. Vivir en la calle en determinadas épocas o permanecer despierta hasta el amanecer junto a personas sin hogar, en lugares diversos, resultaba coherente con mi visión de la vida y mi búsqueda filosófica. Fue así como experimenté el estado de desterritorialización. Emulando a las nómadas que dejan constancia de su paso sujetando pedacitos de tela a las ramas de los árboles a lo largo de la travesía, yo creaba mi propio ritmo, aprendía a distinguir los vientos que me acompañaban durante mi migración de un espacio a otro. E insisto: me mecía con los ojos cerrados. Caí a menudo. Caía sin cesar. Herida leve, mi cuerpo sangraba y en ocasiones me parecía que iba a desplomarme y morir. Pero me acostumbré a aquellas tempestades, las compas permanecían a mi lado y volvía a izar las velas rápidamente. En medio de las fronteras que repudiaba surgió un espacio amplio y sereno que amparó la acción, descubrimientos, milagros y reuniones espontáneas. Obviamente no estaba sola, pero a lo largo de aquel proceso de creación colectiva decidía por mí misma, basándome en mis propias elecciones, las fronteras que debía rechazar y cuáles eran los límites.
Dependiendo de mi poder, es decir de mis fuerzas, debilidades y sueños. De repente me arrancaron de mi universo. El estado, los hombres que gobiernan mi país me acusaron de ser una bruja. ¿Dónde se hallaba el país de las brujas? Lo desconocía. Súbitamente me hallé en un espacio de idioma y reflejos desconocidos, cuyas tempestades me desorientaban. Mi hogar quedaba allá afuera, lejos. Y me lo prohibían. Me estaba vetado. Me privaron del espacio familiar en el que producía y dejaba mi imprenta. Cuando tuve que desprenderme de aquel rastro, no solo me separaron de mi hogar, sino también de mí misma. Ya no podía volver allí. No puedo volver. "



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