|
La hora de los malditos (fragmento) "Lánguida es la agonizante línea que sobrepasa un círculo frío sobre una pesada losa de piel de cuervo maltratada. Ahogaba sus deseos sin esperanzas del bloqueo del escritor, del anhelo del poeta sin inspiración, del ansia del humano sin condición mirando intermitentemente su alrededor. Estrechada su garganta en el lamento, sin deseos de sentir, pues el deseo es un grito estéril en las paredes de la nada. ¿Me oyes? ¿Oyes mi deseo? Agitado estéril, afinado y gris, llora mi alma cayendo, cae mi alma llorando cada noche en el atril. Creer es vivir en nubes, vivir es morir en un charco abandonado sollozando, cambiando su dirección impulsivamente, consumiendo nuestro apetito de poeta, consumiendo la vela de la amarga existencia de un día gris de la existencia infeliz. La inspiración del poeta, la obtusidad del dibujante, la altanería del comediante no son más que un orgasmo de plata, una masturbación psicológica en el lienzo del firmamento, la consumación pretérita del alma, el estado más puro de la soledad, el estado más sórdido del tiempo, la mancha más obtusa de un lienzo que mancilla los cerebros. Chorrea, infeliz artista, esclavo de tu cárcel existencial; estruja tus abultados testículos sobre el lienzo de la vida, sólo aquello que tu obtusa mente no puede digerir cada día y envenena a la humanidad; ábreles los ojos, ofréceles un nuevo manjar, todo aquello que nos une con lo divino, todo aquello que nos trajo un peregrino, ignorante, estulto, vivaraz de tu eyaculación universal. Quién desea beber ni ultrajar manjares en el dulce veneno de tu irreverencia adolescente si el tiempo amargo, lacerante hace del humano un agujero insaciante, un esclavo insalvable de una libido mortal insaciable. " epdlp.com |