Ni una, ni grande, ni libre (fragmento) "Si todavía alguien pensaba que Franco no tenía intención de perpetuarse en el poder, y que daría rápidamente paso a una restauración monárquica y a alguna forma de transición política, la puesta en marcha de estos tribunales especiales suponía una clara señal en sentido contrario. Absolutamente nadie perdería el tiempo en encargar, a pocas semanas de ganar la guerra, la redacción de un texto tan complejo como la LRP, ni habría puesto en marcha la DERD — con sede en Salamanca, donde quedó anexo el TRMC—, si no pensara dirigir los destinos del país durante una buena temporada. Antes al contrario, Franco y su círculo de colaboradores demostraban así su voluntad de combinar el uso de la legislación preexistente, como el Código de Justicia Militar que se aplicaba en los consejos de guerra — lo que les servía igualmente para intentar presentarse como encarnación de la continuidad del Estado—, con la creación de un sólido entramado legal de nueva planta. Al igual que hiciera Mussolini con el squadrismo fascista, la violencia irregular de los falangistas y los grupos de acción ciudadana de los primeros compases de la guerra civil había sido muy útil para la conquista del poder. Esta violencia podía ser reactivada puntualmente en momentos de incertidumbre, pero debía dejar ahora paso a un modelo ortodoxo, «administrativo y jurídico», de represión, siguiendo la premisa de Max Weber de que «el uso de la fuerza solo se considera legítimo en la medida en que es permitido por el Estado o prescrito por él. " epdlp.com |