Volver antes que ir (fragmento) "El deseo compulsivo de emigrar se hereda, entre los humanos también, se aprende como andar en bicicleta y no se olvida nunca más; se distribuye de manera irregular entre los miembros de una misma familia dándose así el caso que algunos de ellos pueden zafarse de tal dictado, aunque el dispositivo que sirve a dicho propósito, inserto en lo más recóndito del lenguaje, acecha a sus dueños hasta el final. Los otros, los afectados íntegramente por la pulsión, la mayoría, ruedan como trompos hasta entender el mandato, muchas veces tarde, como el anciano que no termina de cruzar la calle mientas los quark lo miran embelesados. Los atropella entonces el descubrimiento y les cercena un brazo o una pierna, ojo hay que darse cuenta de que, acá, brazo o pierna tienen un contenido simbólico nada desdeñable. Pero qué persigue una cuando se va, cuando tiene que irse nada. Cualquiera sabe que, como dice el cuento chino, ¿o era un proverbio? la felicidad es una recompensa que llega al que no la busca. Una tiene lo que deja atrás y el rastro se va a restar de lo que encuentre, eso es lo que digo. Porque claro, solo yo sé cuánto cuesta cada milla de las que recorro o de las que me recorren, mejor dicho, sí, y solo yo sé, y a lo mejor vos también, que tengo que ir poniendo la tierra que ando, vaciando a cada paso un saco completo donde vienen mezcladas tantas cosas que no querría pisar, sabés, pero eso es imposible, porque el pie no tiene ojos y no va a tenerlos, en vez de pupilas carga moscas, que también piso y mato incluso, y al aniquilarlas oigo sus cuerpos negros que crujen aplastados. Si fueran arañas tejerían deprisa alrededor de mis pies y me mantendrían tan inmóvil como se queda la palabra que duele en quien la escucha. Sé que todo está contenido en cada parte y sin embargo no me sirve cada parte quiero todo. " epdlp.com |