Un refugiado en sus límites (fragmento) "Una vez maté a un hombre. Su nombre era John Wakefield y lo asesiné una noche hace diecisiete años en Puerto de Miseria. Muchos fueron los que se convirtieron en asesinos en aquellos días. La guerra mundial estaba en pleno apogeo, pero aquello era un asesinato legalizado. Meritoria matanza. Probablemente fue todo uno para las víctimas, ya sea que su asesinato haya sido legalizado o no. No, pero no así para los asesinos. Yo no actuaba bajo ninguna autoridad que me hubiera puesto en contacto con el Quinto Mandamiento fuera del negocio, y todavía no me recuperé de lo sucedido. Yo era de Jante y plenamente dotado de conciencia. Mis momentos más difíciles habían pasado noches en las que el hombre muerto estaba en mi habitación. Era demasiado joven para poder tomar el asunto a la ligera. Aparte de un incidente que, por desafortunado que fue, cerrado y sin posibilidad de reparación, he gobernado estos diecisiete años que han transcurrido y en consecuencia he fijado el curso de toda mi vida. Actué a esa edad que designamos como nuestra cabeza caliente. Juventud, cuando cacareamos como un gallo, pero cedemos más a menudo que no hacer tonterías por el motivo que estamos en tantas formas impuestas. La infancia es fogosa y la edad adulta también, al menos en aquellos cuya juventud no los ha dejado estériles. La juventud es la época de la vida en la que un hombre aprende a enmascarar la derrota y decide adoptar tal o cual apariencia falsa. " epdlp.com |