Los confidentes (fragmento)Alberto Braga
Los confidentes (fragmento)

"Frente a Helena estaba Teresa, rubia, alegre y bulliciosa, con un vestido Jaille celeste, con una rama de violetas clavadas por un lagarto dorado con ojos de rubí en el costado izquierdo del corpiño. Teresa habló con Bernardo, que estaba detrás, inclinado sobre el respaldo de la silla; y, cuando levantó la cabeza, volviéndola con un poco de esfuerzo, observó una picazón blanca e hinchada que sobresalía de su dulce curva tentadora. Luego fijó sus ojos en Helena, jugando con los aros de plata que había colocado en su brazo suelto y tintineante, todo pulido, imitando pequeñas incrustaciones en los destellos que brillaban. Jorge da Silveira habló en voz baja, un poco inclinado hacia adelante, con las rodillas ligeramente separadas, con los pies juntos, y la corbata blanca sobre el pecho brillante de la camiseta, en medio de la cual destacaba un gran torque en la solapa. De su abrigo florecía una gardenia. Sostenía el platillo en su mano izquierda; y, con la copa suspendida entre el índice y el pulgar, bebía el café a pequeños sorbos. Su dedo meñique, un poco débil, reflejaba el brillo de un exagerado anillo de oro mate. "


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