El borrador (fragmento) "El camarero me ofrece una mesa junto a la vidriera, de cara al tráfico y a los posibles transeúntes de la avenida principal. Le agradezco la oferta, pero no me veo con ánimos de volver la espalda a los demás comensales, que también me inspiran curiosidad, y entre los cuales hay mujeres, quizás no tan valiosas como los transeúntes de la avenida, pero más estables, más cultivables, y probablemente sentadas en posturas negligentes, prometedoras de vistosos descuidos, dada la ligereza de sus claros vestidos veraniegos. Una vez instalado, me doy cuenta de mi equivocación. Pero la sonrisa franca y maternal de esa robusta dama extranjera, vestida con un mono de peto, me sienta bien, atenúa mi desengaño. Todos los comensales son extranjeros. Hay una familia rubia y sonrosada, compuesta de matrimonio, niña modosita y niño casi albino, inquieto y preguntón. En otra mesa hay dos maduras y apacibles parejas; la mitad de una de ellas es mi amiga, la dama de la sonrisa y del mono de peto. La mesa más lejana está ocupada por una pareja joven de aspecto feliz. El restaurante es pequeño y produce el agradable efecto de estar lleno. " epdlp.com |