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Impresiones del vapor Burgas (fragmento) "Sol del sur, ojos del sur... Sensual y misterioso como el gran cofre del desierto. El ruido de los ascensores, el pitido de los silbatos de los barcos de vapor, músculos tensos, tranvías, gente, gente... almas diferentes, preocupaciones diferentes, penas diferentes, anhelos diferentes. Gritos de vendedores ambulantes: blancos, amarillos, negros; Miradas distraídas, miradas risueñas, miradas preocupadas, miradas tristes: el pulso de la gran ciudad. Y en ese inmenso corazón arde también el mío, inmensurable en su microscopicidad y grande como unidad, como grado, como multiplicador... En la cubierta, los vendedores gritan roncamente, y no hay mentira en sus voces, sino una necesidad salvaje, un terror que no raya en el anhelo de felicidad, sino en la lucha por el pan. El mar es infinito y brillante, como sólo el mar del sur puede ser infinito y brillante, y sobre él ni una sola nube, ni una sola sombra, pura y serena como el alma de un niño sonriente. Pura y serena... recuerdo mi infancia, mi primera oración... y me siento triste y miserable. Una gaviota extiende sus alas cansadamente, tocando apenas la punta del mástil, y luego vuela hacia algún lugar lejano. Mis ojos la siguen involuntariamente hasta que su blancura se funde por completo en la distancia, en las ondas ardientes del sol... Y desde dentro, algo se levanta, se rebela, hierve, quiere romper ese aro de hierro de una realidad sumisa y grita: -Espera, espera, llévame también a algún lugar en el infinito, bien abierto, donde las almas se disuelven para arder en la inmensidad caliente del infinito. Pero abajo, el canto monótono del agua circulante en el enfriador habla de las oscuras salas de máquinas, del mando estricto de la máquina, de la gente de abajo, y luego todo de comienza de nuevo... Mucha gente camina por el muelle. Y en todos los ojos hay una especie de sed. La sed eterna del hombre. " epdlp.com |