Nanà a Milano (fragmento)Cletto Arrighi
Nanà a Milano (fragmento)

"Elisa parecía ser la antítesis perfecta de sus padres. Su madre era más bien pequeña y robusta, Elisa era esbelta y delgada como un junco perfumado. Su madre era torpe de ingenio, su hija un genio. Su padre era tacaño y de mente estrecha, Elisa era una socialista comprometida sin saberlo. Tal vez se podría haber dicho de ella, como de la mayoría de los hijos únicos, que era una enfant gatè. Su madre siempre la había amado demasiado, había consentido sus innumerables fantasías, siempre había consentido todos sus caprichos y la había besado demasiado. Pero las madres que aman mucho no nos escuchan con este oído. ¿Cuánto no se ha dicho contra el amor excesivo de ciertas madres? Hablan a los niños sin cesar y casi exclusivamente de su linda carita, de su lindo vestidito, de sus lindos zapatitos, y los besan todo el día con tal frenesí de ternura que los niños a menudo estallan en lágrimas. ¡Besos queridos y santos, los de las madres! Pero no piensan que, a la larga, incluso esos besos pueden ser fatales, ya que, al estimular constantemente la delicada inervación de los niños, desarrollan en ellos una sensualidad demasiado precoz, por más desapercibida que pase. ¡Violación materna amorosa pero fatal, que ya hace culpable a la adolescencia antes de que haya dejado de ser inocente!
Las madres romanas tenían cuidado de no enseñar a sus pequeñas hijas el placer de besar. Y cuando alguien alababa en su cara la belleza de una de sus hijas, aquellas nobilísimas madres solían poner la punta del dedo medio sobre la lengua y tocar con ella la mejilla de la adulada, como para purgarla con amor maternal de un hechizo extraño. "



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