Vera Panova El tren (fragmento) "El sueño se repitió. Danilov se levantó, descorrió la gruesa cortina y bajó la ventanilla. El pesado marco se deslizó sin hacer ruido. Los herrajes del tren eran de buena calidad, bien hechos, duraderos y agradables de manejar. Una brisa fresca entró por la ventanilla. El cielo y los campos se deslizaron a través de la noche blanca y silenciosa. Incluso el tiempo era diferente. El verano había llegado tarde ese año. Durante el día el sol era abrasador, como si fuera el sur, pero las noches eran frías. Danilov temblaba de pie junto a la ventana. ¿Cuánto tiempo había estado allí? Había perdido la cuenta del tiempo. Se dio la vuelta y se puso los pantalones y las botas altas. La mujer pechugona de la boina blanca plisada le había preparado de nuevo unas zapatillas de deporte. Qué bien se vería: pantalones ajustados que llegaban hasta los tobillos y, luego, zapatillas de deporte. ¿Llevará así a su marido?, se preguntó. Sin hacer ninguna concesión a lo avanzado de la hora, Danilov se puso la túnica y se abrochó con cuidado el rígido cinturón de cuero. También se puso la gorra. " El Poder de la Palabra epdlp.com