De leemen torens (fragmento) "Las hayas plateadas del camino y su follaje de seda fina y amarillenta estaba de pie en las primeras nieblas azules del otoño; A ambos lados vimos trozos de remolacha azucarera, de un verde brillante pero tierno, sus hojas arrugadas, que ahora brillaría con perlas de rocío durante todo el día, alternaban con los grandes campos marrones, desnudos y suavemente cercados bajo el delirio intangible, el velo malva del comienzo del otoño. Y además el verde de las plantas de papa se vuelve negro y podrido... A lo largo una carretera que estaba oculta en una densa distancia como si estuviera en una niebla opaca, traqueteaba el veloz carro pasó junto a nosotros, con su ruidoso casco, el de un carnicero, quien había ido a comprar aquellos animales; o era, en la dulce tarde, una lenta carreta de bueyes cargada de cerveza, que regresaba a casa a los pies de animales anchos. Rara vez un ser humano se detuvo y nos saludó. Y los niños que jugaban en la arena morada nos miraban con ojos abiertos y sabios, y les tiraban del pelo como forma de decir hola. " epdlp.com |