Un alto en el camino (fragmento) "Soledad. Lo principal es vivir bien. A mi edad ¡quién se cuida del dolor y de la muerte! Vivir, reír y gozar. Esa es mi única bandera. Rosalía. ¿Y después? Soledad. No hay que pensar. La muerte suele llegar cuando menos se la espera. Rosalía. Pensando de esa manera... Soledad. Por si luego hay que llorar al final de la carrera, ahora quiero aprovechar; en vez de lancha costera quiero ser barco de mar. Ir del placer en la espuma, sin temor al oleaje: abandonarse en el viaje como en el viento una pluma. La vida no vale, en suma, la menor preocupación. Rosalía. Tan joven, es bien extraño que viva sin ilusión. Soledad. Murió con una pasión que asesinó un desengaño y envejeció el corazón. Rosalía. ¿Algún hombre? Soledad. Un hombre, sí. Abierta el alma a la fe en su cariño creí; con locura le adoré; en sus brazos me entregué, y, por su amor, me perdí. Me abandonó; le busqué; se burló, y... mucho le amé, pero más le aborrecí. Rosalía. (Después de una pausa.) Tendrá usted ropa guardada, y de joyas... no digamos. Soledad. No, señora. Casi nada. Cuánto dinero ganamos, los artistas, lo gastamos. Rosalía. No va usted muy acertada. Perdone. Soledad. Y lo que compramos, luego, en la primera parada, cuando no hay..., lo empeñamos. Rosalía. Eso es vivir confiada. Soledad. Es lo que se llama al día. " epdlp.com |