Los Bárbaros "Ni siquiera sabíamos sus nombres. Sólo que, a la mañana, cruzaron con decisión la frontera. Tranquilamente. Sin presentar batalla. Con la arrogancia de quien se cree superior por adoptar los gestos de la muerte. Éramos emotivamente tan débiles, tan confiados, que nos engañaron al instante con sus buenas palabras, con una humildad fingida y sediciosa. Y así, sin darnos cuenta, los sentamos en la mesa. Pusimos en sus manos nuestra casa, nuestras posesiones. Les entregamos graciosamente el reino. Incluso los escritos. Los de ahora y los que heredamos de nuestros antepasados con respeto y adoración. Y, al cabo de los años, convencidos de su triunfo, comenzaron a prostituir nuestra legua, a dilapidar nuestra escasa fortuna, y nos expulsaron sin piedad y con rabia de nuestra antigua belleza. Y, a fin, como señores, pretenden hacernos esclavos de sus propios vicios. Pero, si tengo fuerzas para seguir viviendo como siempre, mantendré mis principios, alta la cabeza y en mi puesto. Nunca dejaré que mis poemas se adapten a sus modas, a sus falsos estilos cernudianos. Al menos, esa será la única antorcha de la libertad que mantendré encendida. " epdlp.com |