Momentos de inadvertida infelicidad (fragmento) "Cuando estás concentrado delante del ordenador y tu hijo se presenta con una caja de Lego y te pide que le ayudes; cuando te dicen que podrías haberte vestido mejor, y tú ya te habías vestido mejor; el tener que buscar el otro zapato; cuando una bella desconocida te coge la mano en el avión y te das cuenta de que no se trata de un juego de seducción, sino de que solo tiene miedo; cuando el perro de tus amigos ladra solo cuando llegas tú; cuando te dan el cambio en céntimos; cuando alguien te cede amablemente el paso y eso implica que empiezas a tener una edad respetable. (…) La chica que delante de una verja se detuvo, me esperó, me dijo: por favor. Y me dejó pasar. Si tengo que pensar en un momento en que mi vida empezó a ir de mal en peor, me parece que es ése. Cuando me dicen: podrías vestirte mejor. Y yo ya me había vestido mejor. Me quedo dormido en el tren o en el avión, aunque sólo sea un rato. Cuando abro los ojos, veo al pasajero que está a mi lado con un zumo de naranja casi terminado y una bolsita abierta donde había galletas o pastitas saladas. El carrito ya ha pasado. Y quién sabe si volverá a pasar. El momento en que el cantante, hacia el final del concierto, comienza a presentar a todos los músicos, y sabes que cada uno de ellos está a punto de hacer un solo. Un amigo dice: oye, ya que vas a bajar, ¿me harías un favor? Coge la bolsa de basura, la cierra rápidamente y te la da. ¿La puedes bajar? No te importa, ¿verdad? Tienes que decir: cómo no, ningún problema. Luego bajas las escaleras con esa bolsa de basura, húmeda, quizá goteando; todas esas cosas que no has producido tú. Te acercas hasta la parada de taxis. Piensas en subir al que está delante de todos; pero no se sabe por qué abstrusa razón, nunca le toca a ése, el taxista que está primero en la cola te dice que no con señas y te indica otro. Uno que está en medio de los demás, en una posición cualquiera. Y el taxista que estaba primero en la cola te ha dicho que no con señas enojado, incluso un poco sorprendido: no entiende por qué no te has dado cuenta tú solo de que te tocaba el otro. Los títulos de crédito mucho tiempo después de que haya empezado la película. Y piensas: entonces, lo que he visto hasta ahora, ¿qué era? Cuando uno se encuentra frente a las puertas donde dice «Sólo personal autorizado», y no se puede entrar. Cuando te dan el cambio con cinco céntimos, dos céntimos, un céntimo... El circo, decididamente." epdlp.com |