Dispara a la luna (fragmento) "El comisario también está empezando a ponerse nervioso. Se llama Roland Mathieu. Es un hombre grande, o más bien grueso, con un poblado mostacho canoso con las puntas enceradas. Se las enreda, con ambas manos, cada pocos minutos. Ése parece ser su tic. Hacía tiempo que no veía un bigote así. En él no desentona. En realidad, le pega. Calculo que estará próximo a la jubilación. Manda mucho, pero su voz de pito impone poco; al menos, a mí no ha logrado acobardarme. Aunque soy capaz de ponerme en su lugar. Tras recibir una llamada anónima y personarse en la vivienda, él y su equipo de jóvenes agentes no sólo se han topado con un cadáver maltrecho en posición más bien desagradable, y con un inspector con placa de la Interpol en estado crítico. También he aparecido yo, que soy una señora pelirroja de mediana edad (digámoslo así) con pasaporte español. Me llamo Lola MacHor y no estoy muerta ni herida, pero mi traje de chaqueta está manchado de sangre y vómitos, y he tenido la sangre fría de pintarme los labios para recibirles. ... ni mi elegante traje de chaqueta negro ni mis tacones de aguja han impedido que me tumbaran boca abajo, me aplastaran contra el suelo con las manos a la espalda y me colocaran las esposas." ¿Qué ha ocurrido al verme de esa guisa? Pues lo previsto. Los agentes han hecho exactamente lo que se espera que hagan los agentes de provincias en una situación como la presente: me han dado el alto a voz en cuello y han extraído torpemente sus armas de las fundas. De inmediato, he levantado los brazos lo más alto que he podido. He pasado un mal rato. A uno de los agentes le temblaba tanto la mano que por un momento he creído que iba a dispararme. He rezado para que me diera en una pierna, y no en la cabeza, aunque a tenor del seísmo que le asolaba, era posible que se disparara a sí mismo. Gracias al cielo, no ha usado el arma. En lo demás, no he tenido tanta suerte: ni mi condición femenina, ni mi edad, ni mi elegante traje de chaqueta negro ni mis tacones de aguja han impedido que me tumbaran boca abajo, me aplastaran contra el suelo con las manos a la espalda y me colocaran las esposas. Del golpe, se me está amoratando la mejilla. Me arde." epdlp.com |