La morera de Jerusalén (fragmento) "Me lo encontré de frente, el muñón de la morera. Muñón, como el trozo que queda de un brazo (humano). Sólo así, relacionando el árbol con un pedazo de cuerpo humano, podemos aún sentir empatía. Quizá. El muñón de la morera, unos cincuenta centímetros de alto, estaba ahí donde diez años antes había dejado un árbol lozano, frondoso, que extendía sus ramas más allá del muro de cemento que habían construido a finales de los años noventa para trazar un corredor. A la tierra se le había dejado un parterre rectangular en paralelo al muro que circundaba el patio alrededor del edificio de cuatro plantas, en el que había arbustos, plantas, y un único árbol frutal. El muñón, es decir, los restos de la morera todavía estaban ahí. Las plantas, al fin y al cabo, no parten, no se van. Es posible —siempre y en cualquier lugar— que seamos nosotros los que arranquemos sus capilares, su red de raíces, y las separemos de la tierra. «El espacio, para ellas, no se desmigaja en un tablero heterogéneo de diferentes geografías; el mundo se condensa en la porción de suelo y de cielo que éstas ocupan», escribe de manera iluminadora Emanuele Coccia en La vida de las plantas: «Están privadas de sentidos, pero no son en absoluto inaccesibles; de hecho, ningún otro ser vivo se adhiere al mundo que le rodea con mayor intensidad». También le ocurrió a la morera, la arrancaron de su «porción de suelo y de cielo». La ruindad del ser humano (desconocido) que la cortó es más que evidente, mayúscula, ni siquiera tuvo el coraje de arrancarla de raíz. La amputó un día que no puedo indicar con precisión —pero que se sitúa en el periodo del covid—, y dejó a modo de pequeño monumento inconsciente un trozo de tronco fuerte y sano. Aquel humano desconocido dejó el primer aflorar del tronco sobre la superficie de la tierra, mientras que la red de raíces de la que aun hoy no consigo ver nada permanece intacta. Sólo puedo deducir, con bastante seguridad, que las raíces continúan ahí abajo, vivas, y lo deduzco por el hecho de que ese tronco está fuerte y sano, el memento de un árbol de más de cien años de vida." epdlp.com |