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El retrato de Chamarel (fragmento) "Habían llegado. Y su destino era una construcción singular. Anclada al borde del acantilado que dominaba este magnífico mar que se precipitaba quién sabe dónde, empujada por una corriente tan sorda como poderosa, una casa. Una casa pequeña y baja, con paredes que parecen de tierra y recubiertas de coral. Una casa de múltiples colores, que combina los tonos cálidos y profundos de la tierra de diversas procedencias con la ocasional explosión de racimos de coral. Una casa colorida. Todas las contraventanas, pintadas de ocre y siena, estaban cerradas. Kursheed le indicó a Samia que se sentara a su lado en la pequeña terraza llena de maleza. —Es aquí. Es aquí donde se amaron. Ella lo escuchaba. Su mirada perdida en la distancia. Sin interrumpirlo jamás con su voz ni su mirada." epdlp.com |