La leyenda de Ulenspiege (fragmento)Charles De Coster
La leyenda de Ulenspiege (fragmento)

"Noviembre llegó a Damme y a otros lugares, pero el invierno se había retrasado. No había nieve, lluvia ni frío; el sol brillaba de la mañana a la noche, sin apagarse; los niños se revolcaban en el polvo de las calles y senderos; a la hora del descanso, después de cenar, comerciantes, tenderos, orfebres, carreteros y obreros salían a sus casas a contemplar el cielo aún azul, los árboles cuyas hojas no caían, las cigüeñas posadas en los tejados y las golondrinas que no se habían marchado. Las rosas habían florecido tres veces, y por cuarta vez estaban en capullo; las noches eran cálidas, los ruiseñores no habían cesado de cantar.
Los de Damme dijeron:
-El invierno ha muerto, quememos el invierno.
Hicieron un maniquí gigantesco con hocico de oso, barba larga de virutas y espeso pelo de lino. Lo vistieron con ropas blancas y lo quemaron con gran ceremonia.
Claes se sumía en la melancolía; no bendijo el cielo siempre azul ni a las golondrinas que se negaban a partir. Porque en Damme ya nadie quemaba carbón salvo para cocinar, y nadie que tuviera suficiente fue a comprárselo a Claes, quien había gastado todos sus ahorros en comprar sus provisiones."



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