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El cadete (fragmento) "Había llegado la hora de hacer mermelada. En el ajetreo, todo se olvidó rápidamente. Era necesario supervisar la limpieza de las bayas, espolvorearlas con azúcar y ponerlas en platos al sol para que soltaran su dulce jugo. El azúcar, empapado y endurecido como el hielo, estaba delicioso. Su madre también le puso un plato a Mitia, y mientras cocinaba, a menudo buscaba a su hijo para darle espuma de cereza caliente. En septiembre, el relleno blanco empezó a desmoronarse y a languidecer, las copas de los abedules se cubrieron de un oro pálido y el viento empezó a llevar hojas de arce a la terraza. Por aquel entonces, Mitia recibió una carta del cadete Lagin, del cuerpo, en la que informaba de que el general Kornilov había sido declarado traidor, que en lugar de hablar era necesario iniciar una lucha directa y que, por fin, toda la gente decente estaba lista... Mitia le contó a su madre que iba a Yaroslavl para solicitar admisión en la escuela de cadetes. Su madre lo escuchó con calma. Creía que todo saldría bien, que su hijo pronto se pondría los tirantes de cadete y, pensando en el triste destino de todas las madres y en las frecuentes separaciones necesarias, comenzó a preparar a su hijo para la partida." epdlp.com |