|
La hija del narrador (fragmento) "Llevar el burka es un arte que no he tenido tiempo de dominar, y me tropiezo con la tela al bajar del coche. Sé que no debo caminar con demasiada seguridad, como una mujer o un hombre occidental. Intento adoptar una actitud sumisa. Encorvo la espalda e intento borrar incluso mis pensamientos. [...] Tengo tres años. Estoy sentada en las rodillas de mi padre. Me habla de un lugar mágico: el paisaje de cuento de hadas al que uno se adentra en sueños. Las fuentes arrojan gotas de diamante a los estanques de mosaico. Pájaros de colores cantan en los huertos frutales. Las granadas revientan y su interior es rubí. La fruta es tan abundante que hasta las cabras se alimentan de melones. El agua tiene propiedades mágicas: puedes llenarte hasta rebosar de fragante pilaf, luego acercarte al arroyo y beber, y estarás listo para comer otra comida. En tres lados de la meseta se alzan majestuosas montañas, coronadas de nieve. El cuarto lado domina un valle soleado donde, resplandeciente a lo lejos, se extiende una ciudad de villas y minaretes. Y aquí está la mejor parte de la historia: es cierta. El jardín está en Paghman, donde mi familia se estableció durante novecientos años. La ciudad, como una joya, que domina es la capital afgana, Kabul. Los habitantes de Paghman llaman a la capital Kabul jan: la querida Kabul. Nosotros también la llamamos así, porque aquí es donde pertenecemos." epdlp.com |