Erosión en paisaje (fragmento) "Una colina de álamos era plata bruñida el temblor de la copa que rebosa. La felicidad era toda mordaza a la raíz, al tronco, a las ramas, ignorante de lo argentino, de las copas. Clavada a mirar el agua helada .. .. .. .. hiriente de tan fría. Era ese dolor, no otro, el trueque de lo feliz, de lo cálido. Nos fatigábamos esperando la distracción del ciervo. Nunca caminé más despacio que entonces. La distancia justa para observar sin provocar espanto. Esperar y agotar la vista en el mirar hasta que la mandíbula vuelve al pasto .. .. .. y rumia, traga sabiéndose a salvo. Los que observan no buscaban hierba ni sangre ni carnes, tendones. Hubo muchos pastos. Todos se aúnan en este, ya lejos. Seguíamos con atención el curso del agua. Cada estación éramos los primeros en llegar, admirados siempre del movimiento de lo blando hacia lo duro. Hielo y agua y espuma río abajo. Quietos, tocábamos, atentos a las superficies. Sumergían a veces la cabeza los otros, . . . nosotros con ellos. De la superficie al fondo . .. .. . y lo inverso, qué fácil entender aquello, admirarlo. Un martín pescador aferrado a la rama del álamo. Cuántas horas ateridos esperamos por el grito aquel del pájaro. Nos daba, creo, la sensación clara de lo feliz que uno podría llegar a ser." epdlp.com |